Reflexión e ideas sobre mantenernos motivados a pesar de no ver resultados inmediatos en nuestros proyectos y seguir luchando por lograr nuestros sueños y metas.
Una de las mayores batallas que cualquier ser humano debe ganar si desea cumplir sus objetivos y alcanzar sus sueños es el hecho de mantenerse motivado independiente de las situaciones que lo rodeen y afecten en su vida diaria. El ponernos metas y objetivos en un principio siempre resulta estimulante para nuestro cerebro, ya que entendemos que vamos a iniciar alguna tarea o desafío que nos va a deparar un mejor futuro en cualquier área de nuestra vida, sin embargo, con el paso del tiempo vemos poco a poco como se reduce nuestra motivación y deseo de mejora y en la mayoría de las ocasiones abandonamos a mitad de camino.
Anteriormente he realizado mención a la importancia de la disciplina en la consecución de nuestros objetivos, que supone el hecho de ignorar nuestras emociones inmediatas y concentrarnos en realizar la tarea u obligación programada. Sin embargo, la naturaleza del ser humano no nos permite hacer caso omiso a nuestras emociones o sensaciones por largo tiempo y resulta inevitable o muy difícil que no terminen por condicionar nuestro comportamiento. Mantenerse al margen de los factores externos que nos rodean y persistir en nuestro trabajo resulta complicado, sobre todo cuando los resultados deseados demandan un largo tiempo de espera.
Independiente del desafío que nos hemos impuesto, ya sea lograr un mejor estado físico, aprender un nuevo idioma, iniciar un emprendimiento o cualquier otro reto relevante, el no ver resultados inmediatos comienza a atentar contra esa motivación y estanque de energía inicial y comienza poco a poco a mermar nuestro deseo de crecimiento, sumado al hecho de no poder separar en muchas ocasiones las situaciones externas que nos rodean (como alguna discusión con algún compañero de trabajo o familiar, problemas económicos o insatisfacción en tus relaciones) con el objetivo en concreto que perseguimos que desencadena en el hecho de sepultar toda motivación inicial y hace que vuelvas a tu zona de confort.
De esta forma, la motivación que se requiere para trabajar por nuestras metas está condicionada por los resultados en el tiempo del objetivo en específico que se espera alcanzar como también por los eventos externos que suceden en nuestra vida y que también condicionan nuestro accionar con relación a la meta puntual que aspiramos lograr. Esta situación muchas veces se produce porque no entendemos que un resultado que deseamos con gran anhelo necesariamente demandará un largo tiempo y que durante ese período es inevitable que en nuestras vidas ocurran tanto eventos positivos como negativos que condicionarán de mejor o peor manera nuestro estado de ánimo.
Ejemplo de pérdida de motivación
Felipe desea aprender a jugar tenis y jugar de forma aficionada en diversos torneos y competencias. A Felipe siempre le ha gustado ver tenis por televisión y siente gran admiración por tenistas como Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Cuando él era pequeño tenía el deseo de poder jugar de forma profesional, pero en el pequeño pueblo donde vivía no existían canchas para practicar, ni tampoco era sencillo conseguir implementos como mallas y raquetas para jugar.
De esta forma, Felipe postergó su sueño y siguió el camino de los estudios y ahora trabaja en una reconocida entidad financiera en la capital de su país. Justamente la empresa donde trabaja Felipe tiene un convenio con un club de tenis para que los empleados y funcionarios puedan practicar y divertirse en sus horas libres.
Felipe al enterarse de este beneficio no dudó en inscribirse y motivar a un par de compañeros para aprender a jugar e inscribirse en competencias no profesionales para tratar de emular de alguna forma su sueño de niño, situación que lo tenía altamente motivado y deseoso de poder poner en práctica. Así fue como Felipe se compró la indumentaria y el equipamiento necesario para poder cumplir su sueño de jugar al tenis.
Lamentablemente, los grandes deseos de Felipe por practicar tenis no coincidían con sus habilidades con la raqueta. Sus golpes no eran buenos, le faltaba claramente corregir detalles técnicos, mejorar su estado físico y sobre todo tranquilizar su cabeza ante cualquier equivocación suya o acierto del rival.
El impulso inicial comenzó a perder fuerza, poco a poco Felipe fue perdiendo el entusiasmo por jugar tenis al ver como perdía sistemáticamente contra compañeros o rivales que acumulaban mayor experiencia jugando de forma amateur y que le hacían alguna broma a la hora de colación en el trabajo o en reuniones sociales.
La motivación de Felipe terminó totalmente al tener que dar prioridad a sus obligaciones laborales y pasar tiempo con su familia, que no le daban el espacio de tiempo requerido para mejorar sus habilidades, lo que hizo que se convenciera de que era una pérdida de tiempo seguir su sueño de jugar al tenis.
Errores que debes evitar para no perder la motivación
1. Tu deseo de mejora nace de una recompensa externa
Si tu motivación por realizar alguna tarea o reto nace por el hecho querer obtener una recompensa externa, ya sea, la posibilidad de satisfacer o agradar a alguien, competir con algún compañero de trabajo por obtener un ascenso o cualquier otra situación cotidiana es posible que tu deseo de mejora en el futuro se vea estancado si finalmente no obtuviste lo que deseabas.
Condicionar nuestro progreso a la opinión o valoración de otras personas o recompensas específicas de dinero, reconocimientos y aplausos puede ser una fuente de motivación engañosa, ya que si no se logra el premio que se busca es altamente probable que no quieras en otra ocasión volver a intentar realizar alguna actividad que te signifique progreso.
Procura al momento de aventurarte en alguna tarea o desafío comprender cuales son tus motivaciones reales y define si lo que deseas hacer responde a una necesidad personal de mejorar y crecer como ser humano o si responde simplemente al hecho de lograr recompensas externas que nos generen en un momento específico sensación de gozo y bienestar.
2. No separas tus objetivos de los eventos del día a día
Alcanzar cualquier objetivo importante toma tiempo, más de lo que desearíamos, por lo que en un proceso tan extenso es absolutamente normal que nos ocurran todo tipo de eventos en nuestra vida personal, laboral y social que condicionen nuestro estado de ánimo y motivación para realizar las acciones y tareas que demanda nuestro objetivo planteado.
De esta forma, una crisis laboral, emocional o incluso existencial puede frenar nuestro progreso si no logramos separar durante un momento del día los eventos cotidianos del objetivo en sí. Comprende que alcanzar el objetivo que te planteaste va a significar con muchas posibilidades un mejor futuro, por lo que independiente de tus problemas momentáneos no debes dejar de lado el cumplimiento de tus tareas.
Además, el realizar las tareas que demanda tu objetivo (cualquiera que este sea) puede representar un momento de descanso mental de tus preocupaciones, sabiendo que eso te reportará beneficios futuros. Recuerda realizar esta desconexión por 30 minutos o 1 hora al día para trabajar en tu meta y te aseguro que crecerás de forma integral como persona, ya que no solo serás una persona más hábil e inteligente, sino que también serás una persona más fuerte que incluso en sus malos momentos continuó trabajando por sus sueños.
3. Generas metas poco realistas
Si quieres aprender hablar un idioma en un par de meses o pasar de ser un estudiante promedio a un estudiante destacado en algunas semanas, pues déjame decirte que no estás siendo realista y probablemente estas altas expectativas en conseguir resultados inmediatos van a ser tu principal fuente de perdida de motivación, incluso si realmente trabajaste duro durante ese corto período de tiempo.
Lo cierto es que alcanzar objetivos importantes toma tiempo, proceso en el que cometerás errores, aprenderás de qué forma trabajas mejor y eres más eficiente para finalmente comenzar a ver los resultados que tanto buscas.
Existen muchas personas que prometen fórmulas mágicas para conseguir las cosas en corto tiempo, pero lo cierto es que el aprender y desarrollarte de buena forma en cualquier actividad requiere de ensayo y error, donde tu mejor fuente de conocimiento será lo que vayas aprendiendo al poner en práctica tus nuevas habilidades y conocimientos.
4. Generas metas sin el nivel de precisión adecuada
Otro de los problemas al momento de establecer metas u objetivos se relaciona con lo poco preciso que somos al definir una meta. Es común decir que queremos bajar de peso, pero no definimos un peso específico que deseamos alcanzar, el tiempo en el que esperamos alcanzar ese resultado, los métodos y tareas que van a ser requeridos, ni objetivos o metas intermedias que te vayan mostrando la evolución de tu progreso.
Si no somos lo suficientemente precisos no podremos definir si avanzamos o no en la dirección correcta y nuestra meta comienza a quedar en el aire. Ten el cuidado de antes de comenzar cualquier actividad, definir el objetivo final que defina con el paso del tiempo si se consiguió cumplir con la meta.
5. No estableces un plan y calendario de trabajo que se ajuste a tu objetivo
Somos el resultado de lo que hacemos de forma repetida cada día. Si todos los días nos levantamos temprano a realizar ejercicio por la mañana, posiblemente tengamos un cuerpo sano y atlético que nos reporte una mejor calidad de vida, por el contrario, si nos gusta comer comida chatarra, no comemos frutas o verduras, tenemos algunos vicios como el tabaco y el alcohol seguramente nos encontraremos en el escenario opuesto.
Resulta fundamental trabajar de forma diaria en tu objetivo durante un período de tiempo específico para generar el avance que deseas, si no tienes una rutina que establezca horarios específicos y simplemente te dejas llevar por la improvisación, difícilmente lograrás avanzar de la forma que deseas, generando resultados insatisfactorios y pérdida de motivación.
6. Mides tus resultados con relación a otras personas
El medir nuestros resultados o logros en función de los demás es otro de los errores más comunes que cometemos para perder nuestra motivación. Concentrarnos en el hecho de que siempre el pasto del vecino es más verde, puede subvalorar nuestros avances y logros y creer que no somos lo suficientemente buenos y capaces para alcanzar cualquier objetivo.
Condicionar nuestro estado de ánimo y autoestima a cómo nos vemos con relación a otros será un grave error, ya que es inevitable que en cualquier ámbito de la vida haya alguien mejor o simplemente tuvo un camino más fácil para alcanzar el mismo objetivo que tú buscas. Recuerda que la única comparación importante es contigo mismo y ver cómo estás respecto a 3, 6 o 12 meses antes y analizar si observas progresos en tu vida.
Frases de motivación y fuerza de voluntad para perseguir tus metas y objetivos
"El único lugar en que el éxito viene antes que el trabajo es en el diccionario"
"La felicidad no es algo hecho. Proviene de tus propias acciones"
"Cada día te brinda una nueva oportunidad"
"Tu voluntad se encuentra siempre bajo tu control, por lo que nada puede detenerte"
"El mejor placer de la vida es hacer las cosas que la gente dice que no podemos hacer"
"Solo los que corren el riesgo de avanzar, pueden saber hasta dónde pueden llegar"
"Las ganas de ganar son importantes, pero las ganas de prepararse son vitales"
"He fallado una y otra vez en mi vida: por eso he conseguido el éxito"
"La mejor forma de predecir el futuro es creándolo"
"Es difícil superar a una persona que nunca se rinde"
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